Las teorías más sencillas para explicar la unión química parten del hecho observado de que existen seis elementos cuyos átomos son excepcionalmente estables desde el punto de vista reaccional. Estos elementos conocidos como gases nobles, se presentan como gases monoatómicos y no reaccionan con los reactivos ordinarios, lo que sugiere que sus configuraciones son más estables que las de otros elementos.
Para justificar la formación del enlace químico, KOSSEL propuso en 1916 la que se conocería posteriormente como la "Regla del octeto", que consistía en suponer que los átomos tratan, en sus uniones químicas, de alcanzar las configuraciones electrónicas de los gases nobles, lo que implicaba procesos de ajustes electrónicos mediante transferencia de electrones, que en definitiva sería la causa de los enlaces químicos.
En el año 1923, LEWIS Y LANGMUIR estudiando la regla del octeto, llegaron a la conclusión que la misma no implicaba necesariamente una transferencia de electrones, de forma que dos átomos pueden cumplir con la regla de kossel por compartición de electrones. De esta forma Lewis, propuso que el reparto de una pareja de electrones constituía también un enlace químico.
La tendencia a la adquisición de la configuración de gas noble, queda satisfecha de la siguiente forma:
a) Hay elementos cuyos átomos consiguen estabilidad perdiendo electrones, para ello forman iones cargados positivamente o cationes, es el caso de aquellos que poseen carácter metálico o tienen bajas electronegatividades.
b) Hay elementos cuyos átomos consiguen la estabilidad ganando electrones, para ello forman iones cargados negativamente o aniones, es el caso de aquellos que poseen carácter no metálico, o altas electronegatividades.
c) Hay elementos con altas electronegatividades que se rodean de ocho electrones (o de dos en el caso del hidrógeno) compartiendo electrones con otros átomos de electronegativides similares.
De manera que se pueden clasificar los enlaces atendiendo a las electronegatividades de los átomos constituyentes:
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